También conocido fenómenos paranormales; alude a supuestos fenómenos descritos en la cultura popular, en el folclore y en otros cuerpos de conocimiento no científicos cuya existencia se describe como más allá del alcance de la comprensión científica normal. Entre las creencias paranormales más destacadas se encuentran las relacionadas con la percepción extrasensorial.
1. La Telepatía 2. El Espiritismo 3. Diversas Pseudociencias
4. La Caza de Fantasma 5. La criptozoología 6. La Ufología
Según la RAE,todo lo paranormal es aquello que no puede ser explicado por los conocimientos científicos actuales y es objeto de estudio para la Parapsicología.
Las propuestas sobre lo paranormal se diferencian de las hipótesis científicas o de las especulaciones extrapoladas a partir de las pruebas científicas en el hecho de que las ideas científicas se basan en observaciones empíricas y en datos experimentales obtenidos mediante el método científico; por el contrario, quienes defienden la existencia de lo paranormal explícitamente no basan sus argumentos en pruebas empíricas, sino en anécdotas, testimonios y sospechas. Los modelos científicos estándar explican que lo que parece ser un fenómeno paranormal suele ser una interpretación errónea, un malentendido o una variación anómala (es decir, poco frecuente) de los fenómenos naturales.
El parapsicólogo se interesaría en principio por una sanación debidamente comprobada en la comunidad indígena anterior, aislándola, como hecho objetivo, de las creencias del grupo, y sabiendo que una curación heterodoxa no puede conceptuarse como "paranormal" por el solo hecho de producirse al margen de la Medicina convencional, ya que podría quedar explicada desde ciertos capítulos de la Psicología, además de los de la medicina psico-somática. El parapsicólogo investigaría después de haber podido descartar estas explicaciones (que, por otra parte, conducen a interrogantes de interés acerca de la relación entre cuerpo y mente). Una vez más, se destaca la cuestión central de la averiguación de las causas de los fenómenos que se presentan como paranormales, de cara a la identificación de los rasgos esencialmente propios de los mismos y, por tanto, para su completa definición.
La investigación de los fenómenos paranormales y aún más su interpretación, son difíciles de encajar en el ámbito de las pautas metodológicas y las teorías científicas establecidas. Debe tenerse en cuenta el problema epistemológico que significa el calificar como "paranormales" precisamente aquellos hechos para los que no se haya podido encontrar explicación causal empleando la metodología de la ciencia positiva, la cual es, por tanto, de obligatoria aplicación previa en el proceso —multidisciplinar— de determinación de todo supuesto fenómeno paranormal.Puede decirse que la historia de las ciencias, secular y abierta, ha venido siendo la de la mutua referencia entre lo observado, como dato a definir con precisión, y la elaboración del orden de pautas de investigación a seguir en el proceso metódico de lograr dicha definición. Esto ha conducido a señalar que, si han de ser los hechos observados los que orienten la elaboración del método y no al contrario, es decir, no que los hechos se adapten a un método preestablecido (que podría, como consecuencia de su aplicación, desfigurar los rasgos definitorios que se buscan), los datos que nos ocupan están reclamando una adecuada metodología específica.
Sucesos paranormales como los clasificados más arriba no constituyen observaciones deducibles de las teorías e hipótesis científicas, uno de cuyos valores es el de ser predictivas y contrastables, además de coherentes con el paradigma científico vigente, del cual reciben su inspiración. Dentro de la metodología científico-natural, teorías e hipótesis empíricas incluyen siempre, precisamente por ser empíricas, la posibilidad tanto de anomalías como de refutaciones, entre las cuales destacarían los datos llamados paranormales. En este sentido, la discusión contemporánea muestra que, según unos, el estudio de tales fenómenos pretende iniciar su propia historia como ciencia injustificadamente, porque carece de un ámbito propio de objetos a definir, bien porque se juzga que tales datos no se han verificado o no se han replicado experimentalmente, bien porque se los considera de posible asimilación a datos ya conocidos, mientras que según otros, esa historia, aunque llena de dificultades, está ya plenamente iniciada, al estimarse que los hechos, comprobados algunos de ellos también en laboratorio, componen una casuística significativa con fisonomía específica y, por tanto, su negación o el rechazo de su investigación no responden al genuino espíritu científico, sino, en el caso más objetivo de rechazo, a la posición denominada cientificismo.
El gran número de fenómenos presuntamente paranormales de que se viene teniendo noticia documental desde tiempos remotos, los registros y comprobaciones referidos a fenomenología tanto espontánea como provocada, así como la atención prestada por algunos científicos a ciertos fenómenos vinculados a la doctrina espiritista (mesas y "médiums" parlantes, escritura automática, formaciones ectoplásmicas y otros), terminaron por animar la creación de sociedades (así, en 1882, la pionera Society for Psychical Research, de Londres, con su posterior filial norteamericana) e institutos de investigación (así, en 1919, el Instituto Metapsíquico Internacional de París, declarado oficialmente "de utilidad pública", o el de Varsovia), con la promoción de conferencias y congresos sobre los datos que constituyen el objeto material de estudio del llamado, ya en nuestros días, "parapsicólogo". Cierta fenomenología espontánea que, como tal, es testimoniada desde experiencias vividas en condiciones no sometidas a control, también mereció interés por las posibles consecuencias científicas de lo que se descubriese respecto a sus procesos y causas, conduciendo progresivamente a una investigación que, objetivando su realidad bajo control experimental, lograse describir las leyes de su dinamismo. (Se prescinde aquí de la problemática epistemológica, general para todas las ciencias experimentales, que suponen las nociones de causalidad y de ley de la naturaleza, tal como ha venido siendo presentada a lo largo del siglo XX por científicos y filósofos de la ciencia). De hecho la ciencia afirma que no es casualidad que la mayoría de los sucesos paranormales tengan lugar de noche ya que la somnolencia y la fatiga se suman a la oscuridad, dando pie a una ilusión tan común como el sentido de presencia. También creen que el pensamiento paranormal es un antídoto contra la tanatofobia o miedo a la muerte.
"Investigación psíquica" y "Metapsíquica", término este último utilizado por el premio Nobel de Fisiología francés Charles Richet, fueron los primeros nombres dados a la disciplina que se ocupa del estudio de los fenómenos paranormales. A partir de la I Conferencia Internacional sobre Parapsicología, celebrada en Utrecht (Holanda) en 1953, se impuso este último término, "Parapsicología", acuñado en 1889 por Max Dessoir, filósofo alemán de la Universidad de Berlín. Los científicos reunidos en la citada Conferencia convinieron en el interés de la investigación de los fenómenos paranormales hasta el punto de que, como consecuencia, en el mismo año 1953 un encargo de curso conferido en 1936 al profesor Willem H. C. Tenhaeff (1893-1981) se convirtió en una cátedra con un laboratorio anexo, el Instituto de Parapsicología de la Universidad de Utrecht. Una segunda cátedra, esta vez ya ordinaria, fue adjudicada al profesor Johnson en la misma universidad. Poco después, en 1954, la Universidad de Friburgo de Brisgovia (Alemania) confiaría una cátedra de Psicología y áreas limítrofes de la Psicología que acogería el Instituto para las áreas fronterizas de la Psicología y la Psicohigiene, al fundador de este en 1950: el médico, humanista y psicólogo Hans Bender, reconocida autoridad europea en la investigación paranormal. Por su parte, tras las experiencias de telepatía llevadas a cabo por Bechterev y mejoradas por el fisiólogo Leónidas Vassiliev, hasta el punto de interesar al gobierno de la URSS para fines militares, este último científico fundó en 1960 y dirigió en Leningrado hasta su muerte, en 1966, el Instituto de Bioinformación (término soviético para designar la telepatía), que su sucesor, P. Gulyaev, convirtió en el Laboratorio de Cibernética Biológica de la Universidad de Leningrado.
La posición de la comunidad científica establecida queda reflejada en el siguiente texto, cuyo autor es Martin Gardner: "¿En qué se equivocan, en mi opinión, los parapsicólogos? No hay una respuesta única a esto. Creo que en la mayoría de los casos sus resultados son fruto de un sesgo no intencionado en el diseño de los experimentos y en el análisis de los datos en bruto.En resumen, a mi modo de ver hay tres fuentes principales de error en los experimentos psi clásicos: la propensión inconsciente del experimentador, el fraude deliberado por parte de los sujetos, y un fraude poco frecuente por parte de los investigadores.No puedo decir que las fuerzas psi no existan. Sólo digo que la evidencia que tenemos de ellas es débil. Las declaraciones extraordinarias reclaman una evidencia mucho más extraordinaria que la que los parapsicólogos han sido capaces de reunir. Cuando los experimentos puedan ser repetidos fiablemente, cuando sea evidente que los controles guardan una proporción razonable con la magnitud de las pretensiones, y cuando magos sabios participen en el diseño de esos experimentos y sean testigos de los mismos, entonces no dudaré en cambiar de parecer".
Otro miembro de la comunidad científica, el socio-psicólogo H. J. Eysenck, en obra de autoría común con el parapsicólogo Carl Sargent, escribe que, frente a informes de acontecimientos paranormales, a un lado "se sitúan aquellos que dicen: 'Está bien. Vayamos a echar un vistazo'. Para nosotros, esos son los verdaderos científicos. Al otro lado tenemos a quienes no creen que puedan existir pruebas dignas de ser buscadas. Algunos científicos no desean que lo paranormal sea investigado. Están convencidos en el interior de sus propias mentes de que tales cosas no pueden existir. Y aún más: cuando se realiza alguna investigación en el campo de lo paranormal, esas gentes tratan de desacreditar las posibles pruebas conseguidas, a menudo con argumentos que de ningún modo resultan aceptables a la luz de la crítica científica. Rechazamos con firmeza ese escepticismo de andar por casa. En principio, debe ser posible investigar científicamente toda anomalía o anormalidad. Por otro lado Debemos adoptar una postura crítica frente a las pruebas que se nos ofrezcan, e insistir en que esas anomalías 'paranormales' estén apoyadas por hechos innegables. Solo entonces podremos proceder a alterar o desafiar las ideas establecidas por la ciencia. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre un punto de vista escéptico y un punto de vista crítico. Nosotros debemos ser críticos, pero no escépticos".
La Psicología no se adhiere a los postulados de la parapsicología, aunque algunos psicólogos han sido prominentes parapsicólogos. Por ejemplo, en 1978 el catedrático de Psiquiatría checo Stanislav Grof, radicado en EE. UU., funda la "Asociación Transpersonal Internacional", impulsando el estudio y la investigación de los estados modificados de la conciencia. Su aporte a la Parapsicología ha sido básicamente el concebir la conciencia no solo como un mero producto de nuestro cerebro, sino como algo que puede existir de un modo transmaterial y que trascendería por tanto los límites del tiempo y del espacio. Los fenómenos paranormales y los místicos tendrían cabida como objeto de estudio en este nuevo modelo de la psique humana que ha desafiado los postulados establecidos por la ciencia convencional.